El niño abatido
Pues empiezo rescatando un relato que escribí ahora hace 15 años. Se nota que tiene tiempo porque es algo repetitivo, pero ahí va: El niño, abatido, se sentó en el oscuro horizonte. Pensaba sobre la vida, la cual veía como un juego en el que a veces se gana y en otras se pierde. En ese juego hay unas normas que seguir, si las incumples acabas siendo castigado. Él había incumplido una, la peor que pudo incumplir: hacer daño inconscientemente a quien más quería. Inadvirtió que estaba dañando el corazón de la persona mas importante para él, que su egoísmo y la comodidad fueron tirando piedras sobre su propio tejado. Pero no se podía excusar diciendo que no conocía las normas, pues se aplicaban por igual y él quedó castigado por ella, dejándole solo y con el alma vacía. Al borde de la locura sólo le quedaba buscar a alguien que pudiera ocupar ese vacio que sentía en su interior. Un vacio irrellenable, puesto que lo único que podía saciar el hambre del hueco era el corazón de la joven. Prob